Este
pasado martes, en el marco del Festival Internacional
de Cine de Rotterdam, tuvo lugar la presentación de un extenso infrome sobre los hábitos de consumo cinematográfico (es decir, películas) en Europa,
auspiciado por el recién estrenado programa Europa Creativa
(nueva reformulación del extinto Programa MEDIA). El
día anterior, este estudio fue presentado a un grupo reducido de profesionales
y académicos, entre los que tuve la fortuna de encontrarme. El informe, de más
de 900 páginas, lleva por título
A
Profile of Current and Future Film Audiovisual Audience y recoge los resultados de una vasta encuesta online (504 preguntas) realizada entre
marzo y abril de 2013 en diez países europeos: Alemania, Croacia, Dinamarca,
España, Francia, Italia, Lituania, Polonia, Reino Unido y Rumanía. En total, se
recogieron 4.608 respuestas (unas 460 por país), dentro de una muestra estadística
aunque limitada por edad (entre 4 y 50 años). Esta investigación ha sido
realizada por las consultoras Harris
Interactive (encargada de la encuesta), Attentional y Headway International (estas
últimas responsables del análisis de datos y tendencias). En este artículo, y
en otros venideros, iremos desgranando los principales resultados.
Antes
de comenzar, conviene realizar algunas apreciaciones.
Para empezar, es encomiable que los responsables de política audiovisual
europea –encabezados ahora por Xavier Troussard– hayan encargado
un estudio de semejantes dimensiones, con el objeto de conocer con detalle los
hábitos de consumo de películas y el perfil concreto del público
cinematográfico europeo, y también que querido contrastar los resultados tanto
con representantes de la industria como con investigadores académicos. Sin
embargo, los resultados deben ser
matizados por varias razones. En primer lugar, discriminan a los mayores de
50 años, que en el fondo también pertenecen al público cinematográfico tal y
como este estudio lo entiende (es decir, espectadores de películas en cualquier
soporte o ventana), y además con un gusto más selectivo. En segundo lugar, algunas
preguntas de la encuesta carecen de rigor metodológico (a preguntas mal
formuladas, respuestas poco reveladoras o distorsionadas). A ello se une que la
encuesta se han traducido a los distintos idiomas de manera literal y sin tener
suficientemente en cuenta la idiosincrasia de cada país. Por último, la
selección de países no parece muy justificada: engloba a los cinco principales
países de Europa Occidental, y a otros cinco elegidos sin un criterio homogéneo
claro. Con todo, a la hora de comentar los datos generales –como hacemos aquí–,
estas limitaciones se atenúan.
Cuánto
cine vemos
Para
empezar, este estudio revela que el 97% de los encuestados ve películas con
cierta periodicidad, y el 54% afirma hacerlo diariamente. Este último
porcentaje resulta llamativo y probablemente necesitaría ser contrastado. Sin
embargo sirve para refrendar que el cine sigue siendo una de las opciones de
entretenimiento favoritas. Ello se deduce también del alto porcentaje que ve al
mes más de 5 películas (48%), es decir, más de una por semana (figura 1).
Figura 1: Nº de películas vistas al mes
Fuente: A Profile of Current and Future Audiovisual Audience (2014) |
Dónde
vemos películas
En
cuanto a las pantallas, prácticamente en 100% de los encuestados posee al menos
un dispositivo o pantalla en la que ver películas, y el 86% tiene una sala de
cine a no más de media hora de casa. En otras palabras, el cine –desde el punto
de vista de pantallas, sean grandes o pequeñas– es universalmente accesible.
Contrariamente
a lo que cabría esperar, el 87% ve películas en las salas, el 90% en
televisión, el 89% en vídeo doméstico (en cualquiera de sus formatos) y el 62%
en internet (porcentajes acumulativos). El desglose completo lo recoge la
figura 2.
Figura 2: Desglose por pantallas o plataformas
Fuente: A Profile of Current and Future Audiovisual Audience (2014) |
Como
se aprecia, el 68% descarga películas películas de modo gratuito, y el 56% las
ve gratuitamente en streaming. Aunque
esta pregunta se hizo con intención de medir el índice de piratería, lo cierto
es que no está bien formulada, ya que algunas plataformas ofrecen algunas
películas de manera gratuita y legal.
En
cuanto a las razones que inclinan al
público a internet frente a las ventanas convencionales, el 50% piensa que
ir al cine es caro, y también el vídeo-bajo-demanda (VOD) e incluso el alquiler
de DVDs. Otras motivaciones incluyen la facilidad de acceso (31%), la falta de
disponibilidad de títulos en otros mercados (30%), o no haber podido ver esas
películas en su momento (28%).
Qué
tipo de cine vemos
A
la hora de elegir una película, los dos criterios
más importantes son el género y el tipo de historia, seguida del reparto. Otros
elementos como los premios, la nacionalidad o el nombre del director no parecen
importar tanto (figura 3).
Figura 3: Criterios de elección
El
informe también ofrece un desglose por
géneros (figura 4), aunque comete el error de desglosarlos en demasía,
cuando cada vez se aprecia más el mestizaje entre ellos. Concluir que la
comedia (el 44% ve a menudo este tipo de películas), la animación (24%) o el
drama (21%) son los géneros preferidos no llama la atención, pero quizá sí el
documental (23%), lo cual llama la atención, ya que no se estrenan tantos
documentales cinematográficos (quizá los encuestados incluyan ahí todo tipo de
documentales).
Figura 4: Desglose por géneros
Finalmente,
en cuanto a nacionalidad, en parte
los resultados son esperados (el cine norteamericano es el favorito, con un 58%
que lo ve a menudo), aunque llama la atención el porcentaje significativo
de otras cinematografías, tanto nacionales (20%) como europeas (14%), e incluso
de terceros países (5%). Estos porcentajes son todavía más sólidos si incluimos
la opción de películas vistas “de vez en cuando”. De ser riguroso, este dato
sería muy revelador acerca del gusto cinematográfico amplio que posee el
público europeo.
Figura 5: Desglose por nacionalidades
Por
qué vemos películas
Dejo
para el último lugar –en esta primera entrega– una pregunta que el informe
recoge en sus primeras páginas. ¿Por qué nos gusta ver películas? Las
respuestas más frecuentes revelan el poder mágico del cine como medio de
evasión y entretenimiento, y también de conocimiento e intercambio cultural,
así como su dimensión social (figura 6).
Figura 6: Por qué vemos películas o vamos al cine
Continuará…
El
informe desglosa cada uno de estos aspectos en sus variables socio-demográficas
(sexo, edad y nivel educativo o económico), y en cada uno de los países
incluidos. Todo ello constituye una primera parte. La segunda, se centra en la
propuesta de ciertos perfiles de espectadores cinematográficos identificados
según hábitos de consumo. A ello se une un exhaustivo estudio de las 100
películas más taquilleras en cada país, durante el período (2010-2012) y una
serie de consideraciones finales. Dedicaremos los siguientes artículos a
comentar varios de estos resultados, y recogeremos lo relativo al caso español.
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