viernes, 30 de marzo de 2012

Hollywood y la taquilla internacional


Varios medios se han hecho eco estos días del informe anual sobre el mercado cinematográfico 2011, publicado por la Motion Pictures Association of America (MPAA) hace poco más de una semana. Entre sus datos más sobresalientes, destaca el aumento de la taquilla mundial en un 3% (32.600 millones de dólares) frente al año anterior (31.600 millones). Sin embargo, este informe anota el diferente comportamiento de la taquilla norteamericana (Estados Unidos y Canadá), que ha sufrido una caída del 4% entre 2010 y 2011 (de 10.600 millones de dólares a 10.200), y el de la taquilla internacional (resto del mundo), que en el mismo período ha crecido el 7% (de 21.000 millones a 22.400). Esta diferencia no es un hecho puntual, sino que confirma la tendencia de los últimos años. En efecto, como este mismo documento recoge, mientras la taquilla internacional ha crecido un tercio en el último lustro (35%), la norteamericana apenas ha aumentado en un 6%.
Parte del crecimiento mundial se debe, sin duda, a los mercados cinematográficos emergentes de países como China, Rusia, Brasil, Corea del Sur o India. En general, todas las regiones han acusado un incremento más o menos notable. Europa-OrienteMedio-África (curioso concepto de mercado de la MPAA), ha aumentado su recaudación en un 4%, (de 10.400 millones de dólares a 10.800) mientras que Asia-Oceanía lo ha hecho en un 6% (8.500 a 9.000) y Latinoamérica en un 23,8% (de 2.100 a 2.600).
Para los ejecutivos de los estudios de Hollywood, estas cifras resultan reconfortantes y preocupantes a un tiempo. Reconfortantes, porque demuestra la salud de los mercados allende los mares. Preocupantes, porque el mercado nacional (incluyendo Canadá) parece haber tocado techo.
Casi desde sus orígenes, Hollywood ha tenido muy claro que el tablero de juego donde jugar la partida del entretenimiento tenía dimensiones mundiales. Basta leer el enjundioso trabajo de Kerry Segrave (1997) sobre la historia de la expansión internacional de la industria hollywoodiense para percibir el alcance de esta realidad (American Films Abroad: Hollywood’s domination of the world’s movie screens from the 1890s to the present). A principios de los años 20 del pasado siglo, las películas americanas copaban ya el 85% del mercado europeo y más del 90% en otros territorios como Sudamérica y Australia. Y desde comienzos de los 90, los ingresos del las películas americanas en los mercados internacionales pasaron a  a ser mayores que los de su propio mercado. Por otro lado, si observamos las cifras de las películas hollywoodienses más taquilleras en esta última década, veremos que más de la mitad han logrado un mayor porcentaje de recaudación fuera de Estados Unidos que dentro. Por ejemplo, de los 2.800 millones de dólares recaudados por Avatar en los cines del mundo entero, el 27,3% corresponde a la taquilla norteamericana y el 72,7% a la internacional. O, en el caso de La red social (The Social Network), los 223 millones de dólares totales de recaudación se repartieron desigualmente entre el mercado internacional (56,9%) y el norteamericano (43,2%).
La otra cara –más preocupante– que muestran estos datos es, sin duda, la constatación de haber tocado techo en el propio mercado, e incluso de haberse iniciado el descenso. El informe de la MPAA refleja, en efecto, el descenso paulatino del número de espectadores. En la última década (2002-2011) ha sufrido una caída del 4% (de 1.570 millones a 1.280). La competencia de internet y de otras ofertas de ocio más económicas (piratería incluida) hace que el cine sea cada vez una opción más excepcional. El precio medio de la entrada en Estados Unidos ha subido un 37% en este mismo período (de 5,8 dólares en 2002 a 7,93 en 2011). De hecho, la media de asistencia al cine por habitante ha pasado de 5,2 veces al año en 2002 a 3,9 en 2011. De momento, los intentos de revitalización del sector (películas 3D, renovación del parque de salas) está dando sus frutos a un coste para el consumidor difícilmente sostenible. 
Pese a todo, Hollywood es consciente de poseer una particular piedra filosofal en la que basa toda su confianza presente y futura: su capacidad de convertir el cine en espectáculo, en acontecimiento mundial y en fenómeno social. Quizá el mercado cinematográfico (las salas) varíe, disminuya o incluso desaparezca. Pero lo que difícilmente cambiará es el hambre del público mundial por ver películas “made in Hollywood”. En efecto, podemos afirmar, como hace Toby Miller en su polémico libro Global Hollywood, que “todos somos expertos en cine americano”. En nuestro caso, además, como apunta Philippe Meers con cierta ironía, “teniendo en cuenta la cuota de mercado del cine americano en los países europeos, el único cine europeo que es realmente popular es el norteamericano”. El turno de respuesta le corresponde en esta ocasión a Michael Eisner –una voz autorizada en el negocio global de entretenimiento–: “La industria del entretenimiento de este país (Estados Unidos) no tiene que ver con ‘americanizar’ el mundo, sino más bien con ‘planetizar’ el entretenimiento”. Bienvenidos, pues, a Planet Hollywood.

© Alejandro Pardo, 2012. Quedan reservados todos los derechos. Puede reproducirse el contenido de este blog con permiso del autor.

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