La
situación de mayor oligopolio creada por la fusión entre Comcast y Time Warner Cable
ha reavivado el debate sobre la llamada neutralidad
de la Red (Net Neutrality), que
viene coleando a lo largo del último año en Estados Unidos.
Inicialmente,
la Federal Communications Commission (FCC),
el organismo regulador de las telecomunicaciones en ese país, había emanado una
norma que prohibía a los proveedores de internet (como las operadoras de
telefonía) discriminar u obstaculizar a determinados distribuidores de
contenidos a través de la banda ancha (como las plataformas de VoD). Sin
embargo, la compañía Verizon
llevó esta legislación a los tribunales (USA Court of Appeals - District
Columbia Circuit) y obtuvo una sentencia
favorable. Así pues, la FCC ha tenido que dar marcha atrás momentáneamente. El
nuevo responsable de esta Comisión, Tom Wheeler, férreo defensor del Open Internet (internet abierto), está dispuesto a seguir adelante
y lograr una nueva regulación sobre la neutralidad de la Red que satisfaga a
todas las partes implicadas, cuestión nada fácil.
Detrás
de este debate se encuentra respuestas a diversos
interrogantes: ¿Debe ser internet un espacio libre de regulación? ¿Debe
considerarse la red como un canal más de distribución –como el cable o el
satélite– y por tanto susceptible de ser alquilado? ¿Tiene derecho el proveedor
de internet de manipular el acceso y la velocidad de los proveedores de
contenidos rivales, en aras de la defensa de sus intereses comerciales (mercado
competitivo)?
Verizon
vs the FCC
En
2010, la FCC adoptó un conjunto de reglas acerca de la neutralidad de la red
que, entre otras cosas, impedía que los proveedores de servicios de internet dificultaran
o bloquearan el tráfico de contenidos o favorecieran a unas plataformas sobre
otras, salvo en caso de una “gestión razonable de la red”. Sin embargo, Verizon
desafió esta regulación, alegando que la FCC no tenía la competencia para
imponerlas. El tribunal de apelación reconoció la capacidad de la FCC para
regular a los proveedores de Internet, pero encontró fallos de forma. En
concreto, los jueces dictaminaron que este organismo regulador estaba tratando
a los proveedores de Internet como si fueran “portadores comunes de redes” (common carriers) –al igual que las
empresas de telefonía fija– pero sin clasificarlas explícitamente como tales.
Tom Wheeler (Fuente: New Yorker) |
Según
Wheeler, la sentencia del caso Verizon vs the FCC no significa una
renuncia a sus aspiraciones: “Tendremos en cuenta todas las opciones
disponibles, incluida la apelación, para garantizar que estas redes de las que
depende internet sigan proporcionando una plataforma abierta a la innovación y a
la libre expresión, presentes en el interés de todos los estadounidenses”,
afirma. Una posibilidad es que la nueva regulación acerca de la neutralidad de
la Red se haga de modo similar a la de la itinerancia de datos, que ha
resistido el escrutinio legal. De este modo se conseguiría la necesaria
flexibilidad para las empresas de telecomunicaciones en su margen de maniobras
competitivas, al tiempo que permitiría a la FCC vigilar posibles conductas abusivas.
A
favor y en contra de la regulación
Son
muchas las voces que apoyan a la FCC, tanto desde instancias políticas como profesionales.
De hecho, fueron varios senadores republicanos quienes introdujeron en su
momento la Open Internet Preservation Act, aprobada luego por las instancias
competentes. Uno de ellos, la senadora Anna Eshoo, declaraba: “Al eliminar las
normas que prevenían a los proveedores de banda ancha de discriminar e incluso
bloquear el contenido que circula en la Red, la decisión judicial representa
una amenaza para la apertura y la libertad que han hecho posible el éxito de
internet ”. Por parte de los profesionales, un comunicado de la Writers’ Guild of America (WGA) West aseguraba
sin ambages: “Esta sentencia supone un golpe a la libre competencia, a los
consumidores y a los creadores de contenido. El internet abierto es ya una
realidad. Permitir que sucumba a las fuerzas corporativas que buscan controlar aquello
a lo que los consumidores pueden acceder, socava los principios democráticos de
la total apertura en los que se basa internet”.
Por
el contrario, los proveedores de
internet defienden la libertad de movimientos para garantizar la adecuada
gestión del tráfico en la Red, sobre todo cuando puede haber picos en los que
un solo distribuidor como Netflix acapara más del 30% del tráfico streaming del país. Además, según ellos,
el adecuado desarrollo de la banda ancha debe estar ligado algún tipo de
discriminación de precios.
Implicaciones
para la industria del entretenimiento
Como
se comentaba al inicio, el nuevo gigante Comcast-TWC arroja la sombra de un
mayor oligopolio. La industria del entretenimiento necesita cada vez más de las
plataformas de VoD –sean servicios de streaming
tipo Amazon
Prime o set-top boxes como Apple
TV–, y el temor de que los proveedores de internet y banda ancha se
conviertan en intermediarios obligados y exijan peajes desmesurados tiene su
fundamento. Los estudios de Hollywood se han mostrado siempre un tanto ambiguos
sobre si desean o no la neutralidad de la red, salvo en lo referente a
controlar la piratería, en cuyo caso están a favor de todo tipo de medidas. En
cualquier caso, la ausencia de normas otorga gran poder a los proveedores de internet,
que tienen la llave de acceso de la banda ancha en los hogares. No es de
extrañar que el presidente de Google,
Michael Beckerman, afirme: “los
proveedores de internet tienen ahora luz verde para imponer tarifas y levantar
barreras anticompetitivas a los proveedores de contenidos”.
Parece
ser que una de las vías de solución puede ir en la línea de “pago por consumo individualizado”, es
decir, que cada usuario pague en función del porcentaje de banda ancha que
utilice, de modo similar a las tarifas eléctricas y no una tarifa plana. Se
trata de un modelo de precios similar al del tráfico inalámbrico de datos, que
está exento de las reglas anti-discriminación de la neutralidad de la red. Sin
embargo existe el temor de que todo ello acabe traduciéndose también en costes
adicionales para los proveedores de contenidos.
Netflix
vs Comcast
Uno
de los fervientes defensores de la neutralidad de la Red es Reed Hastings, CEO de Netflix, quien
ha accedido a pagar a Comcast para disfrutar de una conexión directa con este
gigante del cable, aunque lo ha hecho a regañadientes. “Algunos de los
proveedores de internet más poderosos [en referencia a Comcast] obligan a pagar
un peaje, ya que controlan efectivamente el acceso a millones de consumidores.
Y están dispuestos a sacrificar los intereses de sus propios clientes con tal
de presionar Netflix y a otros para que lo hagan”, escribe en su blog.
“Netflix cree firmemente que neutralidad de la red es fundamental, aunque en el
corto plazo deberemos pagar el peaje a los proveedores de internet para
proteger a nuestra experiencia del consumidor”. Y así ha sido. Según algunos analistas,
la compañía de Hastings desembolsará unos 12 millones de dólares al año a
Comcast en concepto de peaje de conexión, si bien esta cantidad se traduce en
apenas 50 céntimos por megabite por segundo al mes, uno de las tarifas más
bajas de las existentes.
Reed Hastings (Fuente: Fortune) |
En
efecto, las plataformas de distribución de contenidos como Netflix van a estar
sujetas a los costes adicionales de uso de la Red. Siempre ha sido así en otros
ámbitos (como el cable o la telefonía). El quid de la cuestión no estriba en si
se debe pagar o no, sino más bien si se trata de un precio razonable. A eso se
une la garantía de asegurar que los proveedores de internet, aunque sean “propietarios”
de la Red, no favorezcan a unas plataformas sobre otras. Y en la actual situación
en la que los grandes actores (grupos multimedia) poseen tanto los canales
(internet) como los contenidos, es algo difícil de garantizar. La FCC tendrá que
emplearse a fondo.
Artículos
relacionados:
La sombra de Netflix es alargada (29/11/13)
El Manifiesto Netflix (29/4/13)
No hay comentarios:
Publicar un comentario